Hijo de un ingeniero civil y una ama de casa, Aaron Taylor-Johnson comenzó a interesarse por el mundo de las artes escénicas cuando aún era un chaval. Flirteó con el mundo de la canción desde crío, pero en 1999 realizó su precoz debut en el teatro en un montaje de Macbeth protagonizado por Rufus Sewell. Fue amor a primera vista, y en 2001 debutó en la pequeña pantalla en la serie Armadillo, aperitivo de lo que estaba por llegar dos años después cuando fichó por Los rebeldes de Shanghai para velar sus primeras armas en la gran pantalla a la sombra de Jackie Chan. Solo tenía 13 años, pero ya tenía claro que quería ser actor a cualquier precio. Siguió haciendo méritos en la caja tonta en series como Talk to Me o Nearly Famous, hasta que a finales de la década de los 2000 explota definitivamente como estrella en ciernes gracias a Nowhere Boy (donde interpreta a un joven John Lennon), El mejor y, sobre todo, Kick-Ass, su primer protagonista en el cine. El éxito de la película en todo el mundo hizo el resto, y Aaron siguió cuajando como primera figura del cine anglosajón en años sucesivos gracias a Salvajes, Anna Karenina, Godzilla, la secuela Los Vengadores: la era de Ultrón, Animales nocturnos y The Wall, que sellan su éxito en el ámbito del cine comercial.