El Mandaloriano aborda el Razor Crest y prepara la nave para el despegue. Sin embargo, él ve la pelota con la que el Niño estaba jugando y la atornilla de nuevo a la palanca. Esto hace que reconsidere su decisión de entregar al Niño al remanente Imperial y apague los motores de la nave. Regresa al puesto de avanzada Imperial y se acerca a la puerta verde.
El Mandaloriano camina hacia un callejón cercano donde ve la cuna flotante del Niño arrojada a un contenedor de basura. El Mandaloriano toma posición en un techo cercano. Usando su tridente para escuchar a sus objetivos, él escucha que el Cliente le dice a Pershing que no le importa y que extraiga el material necesario a toda prisa. Pershing protesta porque se le ordenó que regresara al activo con vida. El Cliente le dice que se apure porque ya no puede garantizar su seguridad.